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Signos de que no bebes suficiente agua

  • Foto del escritor: Sergio García Calvillo
    Sergio García Calvillo
  • 14 nov 2018
  • 4 Min. de lectura

Que hay que beber dos litros de agua al día es una recomendación repetida hasta la saciedad, pero ¿es aplicable a todo el mundo? Para saber si se está suficientemente hidratado hay que aprender a descifrar los signos con los que el cuerpo le está pidiendo a gritos un buen vaso de agua.

Bien a través de la transpiración, la evacuación corporal o incluso la respiración, cada día nos deshacemos de grandes cantidades de agua. Por lo tanto, es necesario beber para compensar estas pérdidas y además hacerlo de manera regular, pues el organismo no es capaz de almacenar este precioso líquido. Cuando al cuerpo comienza a faltarle agua, emite varias señales de alerta que es indispensable saber descifrar para no llegar a deshidratarse sin darse cuenta. Por eso le ayudamos a identificarlas con una serie de claves que nunca está de más recordar en esta época del año.

1. Tener la boca pastosa

Aunque tener la boca seca y pegajosa, que dificulta el hablar y el tragar, puede reflejar la existencia de una patología como la diabetes o los efectos secundarios de un medicamento, también puede estar poniendo de manifiesto que simplemente se necesita beber. La sequedad de la boca está ligada a una disminución de la producción de saliva por las glándulas salivales, que ya no pueden extraer el agua suficiente del organismo. Esto puede acarrear a su vez otra consecuencia: un déficit crónico de saliva contribuye al desarrollo de mal aliento, ya que si la secreción es insuficiente no logrará impedir el desarrollo de las bacterias responsables de ese mal olor.

2. Tener sed

La señal más fiable que emite el organismo para advertirnos de que necesita agua es sencillamente ¡la sed! Desde el punto de vista fisiológico, la falta de agua se traduce en la disminución del volumen de la sangre, que de ese modo queda más concentrada. Esta información, captada por receptores especializados presentes en los vasos sanguíneos, es enviada al centro de la sed, alojado en el hipotálamo. Es entonces cuando se manifiesta la sensación de sed, que nos incita a beber. Desde los primeros tragos la necesidad queda rápidamente satisfecha, antes incluso de que el agua llegue al tubo digestivo. De hecho, cuando las mucosas de la boca y la garganta se humedecen, se envía un nuevo mensaje al centro de la sed para informar de que al cuerpo ya no le falta agua. Este mecanismo permite así evitar un consumo excesivo de agua, que también podría ser perjudicial.

3. No orinar lo suficiente

Retener el líquido a toda costa es el objetivo del organismo cuando detecta un descenso del nivel de hidratación, y un medio para lograrlo es impedir las pérdidas a través de la orina. Para ello, el hipotálamo produce vasopresina, una hormona antidiurética (ADH, por sus siglas en inglés) que actúa sobre los riñones para ordenar una reabsorción del agua en los tubos colectores del órgano, lo que disminuye la cantidad de orina producida. El resultado es que las ganas de orinar desaparecen y se reduce el número de visitas al baño.

4. Sufrir estreñimiento con frecuencia

Un estreñimiento crónico puede ser también señal de que el cuerpo no está suficientemente hidratado. En efecto, para poder avanzar con facilidad a través del colon es importante que las heces tengan un contenido abundante de agua. Para comprobar la influencia de este factor en el tránsito intestinal, unos investigadores hicieron un seguimiento a un grupo de jóvenes con buen estado de salud durante dos semanas. Durante la primera semana debían beber 2,5 litros de agua cada día, mientras que durante la segunda semana sólo podían beber medio litro al día. Los resultados pusieron de manifiesto una disminución en la frecuencia de sus visitas al baño, así como en el volumen de las heces.

5. Encontrarse mal anímicamente

El cerebro está compuesto de aproximadamente un 75% de agua, por lo que es una de las primeras partes del organismo que lanza avisos cuando ésta comienza a faltar. Dolor de cabeza, ligero vértigo… Más que apresurarse a tomar un analgésico, la primera reacción debe ser beber agua cuando se notan estos síntomas. Unos científicos de la Universidad de Connecticut se interesaron por las consecuencias de una deshidratación moderada -pérdida de sólo el 1,5% de la masa corporal- sobre el humor y las funciones mentales de un grupo de mujeres jóvenes, por una parte, y de hombres jóvenes, por la otra. Se sometió a los voluntarios a ejercicios físicos que les ocasionaban una ligera falta de agua en el organismo y luego a una serie de pruebas. Ambos grupos manifestaron fatiga, tensión y ansiedad, aunque las mujeres de forma más acusada. Ellas se quejaron de dolores de cabeza y dificultad para concentrarse, pero la falta de agua tuvo asimismo en los hombres un impacto en cuanto a la memoria a corto plazo. Tal disminución de la capacidad cognitiva en este tipo de memoria, pero también en tareas de analogía verbal, se había puesto ya de manifiesto en escolares con anterioridad, y es que muchos de ellos no se hidratan lo suficiente. Esta leve deshidratación puede darse con mucha facilidad todos los días, incluso en las personas que trabajan delante del ordenador y no practican una actividad física relevante.

6. Tener la piel seca y apagada

La falta de agua también se manifiesta en el rostro: a la piel le falta elasticidad, los labios están agrietados y las arrugas, más marcadas. Mantener una buena hidratación contribuye a la salud cutánea y lo hace especialmente en invierno, cuando las fuertes agresiones externas como el viento aumentan las pérdidas de agua de la piel.

 
 
 

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