Las mejores verduras
- Sergio García Calvillo
- 14 nov 2018
- 3 Min. de lectura
No hay duda de que la mejor manera de mejorar su salud es comer muchas verduras frescas y de buena calidad, si es posible orgánicas, de cultivo local y consumidas principalmente crudas o poco cocinadas. Estoy firmemente convencido de que éste es un factor clave para llevar una vida activa y satisfactoria. Desde un punto de vista nutricional, esto es lo que tendrá el mayor impacto sobre la salud y longevidad, y más aun consumir las verduras en forma de zumo extraído por uno mismo. Sin embargo, no todas las verduras son iguales, y nuestros agricultores y comerciantes tienen a menudo unas prácticas francamente misteriosas. Como no todo el mundo tiene la posibilidad de cultivar su propio huerto, los ojos y la nariz son una gran ayuda en el supermercado. Antes que una verdura orgánica sin olor, en general es preferible una no orgánica pero que tiene buen aspecto y buen olor.
La frescura es también un punto decisivo, ya que muchos vegetales como el apio, las remolachas, los espárragos o el pepino pierden rápidamente sus nutrientes después de ser cortados. Por consiguiente, puede ser que un vegetal producido por la agricultura convencional, pero muy fresco, sea mejor que uno orgánico envejecido. Escoger bien sus verduras es también evitar los riesgos de ingerir: • pesticidas • fertilizantes químicos • productos genéticamente modificados • alimentos ionizados o irradiados • metales pesados Estos productos se han relacionado con la enfermedad de Parkinson, los abortos involuntarios, los problemas de fertilidad, la neurotoxicidad y con las alteraciones del sistema hormonal (perturbadores endocrinos). Orientarse hacia las verduras orgánicas, pese a que no ofrecen una total garantía, parece de sentido común. Pero el problema de su coste hace que pocos puedan alimentarse enteramente de productos orgánicos.
Las frutas y verduras más contaminadas por los pesticidas, y que por ello son las que es más interesante comprar en la agricultura orgánica, son: melocotones, manzanas, apio, cerezas, peras, nectarinas, lechuga, espinacas, fresas, uvas, patatas y pimientos. Las frutas y verduras menos cargadas de pesticidas son: brócoli, coles, cebollas, guisantes (congelados), maíz dulce, espárragos, kiwis, mangos, aguacates, plátanos y piñas.
Ahora bien, no porque una fruta o verdura contenga pocos pesticidas es por ello que aporte el máximo de beneficios para la salud. En realidad, debemos tratar de consumir más verduras de colores, sobre todo cuando son de color verde y con hojas, ricas en antioxidantes, en vitaminas y en minerales. No hay que abusar de las patatas, debido a su alta carga glucémica. Y es que una patata se compone casi exclusivamente de almidón que, una vez cocido, se convierte en glucosa pura en cuanto entra en contacto con la lengua, y hace subir el nivel de azúcar en la sangre más rápido que si se tomara un terrón de azúcar. Hasta tal punto es así que lo malo de las patatas fritas no es tanto el aceite en el que se cocinan, como se suele pensar, sino la patata en sí misma, porque está demasiado cocinada. Las verduras de las que no hay que abusar, porque también contienen mucha azúcar, son las remolachas rojas, las zanahorias, las berenjenas y las calabazas. Sin embargo, no hay ninguna razón para limitarse al comer otras verduras. Por ejemplo: espárragos, aguacate, acelgas, brócoli, apio, achicoria, coles de todo tipo, incluyendo la coliflor, la col china, el colinabo y las coles de Bruselas, pepinos, calabacín, endivia, espinaca, hinojo, cebolla, batata, perejil, pimientos, rábanos, ensaladas de todo tipo, escarola, tomates… Al comer estos vegetales regularmente, crudos o poco cocidos si es posible, aportará al organismo los nutrientes que necesita para curarse, mantenerse y desarrollarse. Recomiendo que por lo menos una tercera parte de su dieta total sea cruda. Y una buena forma de lograr ese objetivo es incorporar también a su dieta los zumos de verduras hechos en casa a base de verduras frescas.
Pero lo más importante es comer verduras, cualquiera que sea la forma, y por ello no desanimarse si no se puede hacer el jugo de verduras más que una o dos veces a la semana.

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